La luz que no ves

No habrá sido sencillo recorrer ese desapacible camino que te obligó a vivir con una ausencia casi total de luz.
Perdiste la visión poco a poco, lo que te permitió ir adaptándote y conseguir desarrollar otros sentidos que tenías adormecidos. Al final, te has ido convirtiendo en una mujer cada vez más pausada, brillando, si cabe aun más, tu delicadeza y sensibilidad innatas.
Sentir la luz sin verla. Eso es lo que mentalmente intentaba interiorizar, cerrando mis ojos y recordando cómo incidía la luz en tus cortinas, o cómo se reflejaba en cada uno de los pequeños objetos de tu entorno, para así poder explicártelo.
Y así, comencé a hacer fotografías que reflejaran lo que yo sentía al ver tu luz. Esa luz cotidiana, en la que seguramente muchos de nosotros, sin ser invidentes, no nos hemos fijado, aún conviviendo con ella día a día.
Ahora que a penas entra un rayo de luz por tu pupila, comienzas a olvidar cómo la percibías antes de su pérdida.
Esta es la luz que no ves…

Proyecto realizado en 2020

Galería